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GABINETES BINACIONALES CON PAÍSES NO LIMÍTROFES: RETO CONTEMPORÁNEO DE LA POLÍTICA EXTERIOR PERUANA

Autor: Stefano Salazar Urbina

Fecha de publicación: 10 de enero del 2023

Imagen extraída de Correo del Orinioco (2022). Contexto y necesidad de un nuevo marco para la integración regional. Recuperado de http://www.correodelorinoco.gob.ve/contexto-y-necesidad-de-un-nuevo-marco-para-la-integracion-regional/

En el curso del siglo XXI, se asiste al desarrollo de un nuevo orden internacional. La recomposición hegemónica de Estados Unidos, el protagonismo de la Unión Europea, el progresivo ascenso de China en el orden geopolítico global, la posición geoestratégica de Medio Oriente como punto de encuentro entre Europa, Asia y África, los avances de Latinoamérica como mercado emergente, las implicancias globales de la guerra entre Rusia y Ucrania, entre otros, son algunos de los aspectos que demarcan las bases del orden internacional actual. Centrándonos en la comunidad latinoamericana, se aprecia que el fomento de mercados emergentes, el impulso de la integración regional, el fortalecimiento de los sistemas democráticos, solventar estándares elevados de deuda externa, incentivar el auge del comercio interno y exterior, entre otros, son factores que denotan una positividad en los avances de la región. (Sanchez Mugica, 2018)


En esa línea, es menester reconocer que los países integrantes de la comunidad latinoamericana afrontan diversidad de problemas y/o asuntos que revisten especial complejidad. Algunos ejemplos de lo primero son la minería ilegal y la migración irregular, en tanto que de lo segundo son la promoción de la gobernanza interinstitucional, la integración y el desarrollo económico y comercial, así como el resguardo fronterizo. (Arbeláez-Campillo y Villasmil Espinoza, 2020)


Abordando el caso particular de un país de la región latinoamericana, el Perú, es viable afirmar que los aspectos reseñados le son de aplicación. Esto es, así como ha tenido participación en los principales avances de la comunidad latinoamericana, también ha debido afrontar las problemáticas y/o asuntos internacionales que denotan suma complejidad en el hoy en día. Precisamente, para llevar una labor estructurada que le permita afrontar estos aspectos, este Estado ha acudido a un mecanismo conocido como los gabinetes binacionales desde inicios del actual siglo. (García, 2021)


Los gabinetes binacionales se definen como instrumentos de cooperación bilateral de naturaleza político-diplomático y que son celebrados con el objetivo de fomentar y consolidar las relaciones con el país que actúa como su contraparte. A la fecha, el Perú ha celebrado gabinetes binacionales con Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador y cuyos ejes temáticos son, sin perjuicio de modificaciones en su denominación y/o las mesas de trabajo según la contraparte en concreto, medio ambiente y recursos hídricos, seguridad y defensa, desarrollo económico y comercial, políticas sociales y fortalecimiento institucional e infraestructura para la integración y el desarrollo. (Contreras, 2018)


Su importancia radica en que facilitan el tratamiento de temáticas de implicancia tanto bilateral como global, la esquematización de un espacio articulado, ordenado, certero y proyectivo, el seguimiento anual de los compromisos concertados y, sobre todo, su inserción como uno de los principales mecanismos para promover la cooperación internacional. (Caballero, 2016 & Salazar, 2022)


Sin perjuicio de lo anterior, existe un aspecto llamativo en estos mecanismos de coordinación bilateral: hasta la fecha, el Perú únicamente los ha llevado a cabo con países limítrofes: Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador. Si bien se resalta la realización de un amplio repertorio de estos encuentros político-diplomáticos desde el 2007 para fortalecer los vínculos bilaterales, no es menos cierto que esta cuestión podría conllevar a una imprecisión en su definición y estudio: concebirlos como un instrumento de coordinación bilateral únicamente con países fronterizos.


Si tenemos presente que los gabinetes binacionales se fundamentan en el impulso y consolidación de las relaciones bilaterales, se entiende que su dación responde, en calidad de factor clave, a la existencia previa de buenas relaciones entre los actores involucrados en el encuentro político-diplomático.


Al respecto, es pasible identificar que el Perú no solo mantiene buenas relaciones con países fronterizos (Bolivia, Brasil, Colombia, Chile y Ecuador), sino, además, con países no fronterizos. Tomando como muestra países del continente de América del Sur con los cuales el Perú no es limítrofe, como son Argentina, Paraguay y Uruguay, puede identificarse que el mismo conserva adecuadas relaciones bilaterales con ellos y, no obstante, no ha sido factible apreciar (a la fecha de redactarse este artículo) la celebración de un gabinete binacional con ellos, en aras de reforzar las interacciones bilaterales.


En esa línea, considerando que la realidad actual impone al Perú, así como al resto de actores de la comunidad global, la articulación de esfuerzos para afrontar situaciones sociales (combatir los efectos nocivos del cambio climático u otros perjuicios en el medio ambiente), económicas (reactivar y fortificar la integración, consolidar el desarrollo económico e impulsar los vínculos comerciales), institucionales (fortalecimiento y promoción de la gobernanza), entre otras, el propósito del presente artículo recae en demostrar que se instituye, como desafío de la política exterior peruana contemporánea, el impulso de estos mecanismos de cooperación bilateral de naturaleza político-diplomático con países no limítrofes de América del Sur, tomando como muestra a Argentina, Paraguay y Uruguay, países no fronterizos con el Perú en el continente.


Sobre el particular, si se tiene presente que un requisito clave para la realización de los gabinetes binacionales recae en la existencia previa de buenas relaciones entre los países involucrados, es factible afirmar, en principio, que los vínculos bilaterales entre el Perú con Argentina, Paraguay y Uruguay se han caracterizado por ser positivos y estar sujetos a un constante fortalecimiento durante el devenir del tiempo. Esta premisa encuentra sustento si se trae a colación lo estipulado en aportes académicos precedentes.


En el caso de las relaciones con Argentina, tales vínculos se manifiestan, principalmente, en el consenso por fortalecer la integración regional (ambos son miembros de la Organización de los Estados Americanos, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, etc.), consolidar el comercio bilateral superavitario (durante la última década, las exportaciones se estimaron, anualmente, en U$S 1.200 millones y las importaciones en U$S 150 millones), empoderar acciones articuladas para combatir dilemas globales (tráfico ilícito de drogas, trata de personas, vulneración de derechos humanos, el cambio climático, etc.) u otros asuntos de interés bilateral (impulso de la cooperación y diálogo político en áreas como la ciencia, tecnología e innovación, la gestión de riesgo de desastres, asuntos antárticos y espaciales, entre otros). (Conexión Intal, 2017 & Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, 2020)


Por su parte, los vínculos con Paraguay se evidencian, elementalmente, en la intención de fortalecer la integración regional (ambos son miembros de la Organización de los Estados Americanos y el Foro para el Progreso de América del Sur), consolidar las relaciones diplomáticas (en 2022 se cumplen 164 años desde su establecimiento en 1958), delinear una agenda común (salvaguarda de la democracia, promover los derechos humanos e impulsar el desarrollo económico inclusivo), fortificar el intercambio comercial (la balanza comercial se ha insertado entre 120 y 150 millones de U$S) y el desarrollo de infraestructura para la promoción del turismo (el incremento del flujo de turistas paraguayos en el Perú, producto de la diversidad gastronómica, destinos con potencial atracción como el Cusco o las playas del norte del país como Máncora). (Ministerio de Hacienda, 2016 & Diario El Peruano, 2018)


Por su lado, las relaciones con Uruguay se reflejan en la voluntad de incentivar la integración regional (ambos son miembros de la Organización de los Estados Americanos, Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Asociación Latinoamericana de Integración, entre otros), empoderar el flujo comercial (el valor de las exportaciones uruguayas con destino al mercado peruano ascendieron a US$ 122 millones en el 2014), diseñar una agenda común y articulada (asegurar el irrestricto respeto al estado de derecho, impulsar la inserción competitiva y productiva, tratar los desafíos que supone el cambio climático, el terrorismo internacional, la inseguridad estratégica u otros aspectos ajenos a una solución unilateral), la suscripción de variados mecanismos bilaterales de cooperación (el Convenio de Cooperación Científica y Técnica - 1998, el Memorándum de Entendimiento para la Promoción del Comercio, el Turismo y las Inversiones – 2008 y el Acuerdo de Cooperación en Materia Migratoria - 2016) u otros factores que consolidan la relación bilateral (el Acuerdo Marco de Asociación Estratégica, el Mecanismo de Consultas Diplomáticas, la Comisión Mixta de Cooperación Técnica, Científica y Tecnológica y el Acuerdo de Alcance Parcial que liberaliza el comercio bilateral). (CEPAL, 2018 & Embajada del Perú en Uruguay, 2018)


Adicionalmente, vale precisar que un factor común denominador en el fortalecimiento de las relaciones del Perú con Argentina, Paraguay y Uruguay lo constituye el Acuerdo de Complementación Económica N° 58 (ACE 58). Este acuerdo suscrito entre los Estados del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y el Perú, adquiere relevancia en la medida que delinea, para sus intervinientes, un esquema institucional y jurídico de integración y cooperación física y económica, en aras de procrear un espacio económico que simplifique el flujo de circulación de bienes y servicios y, especialmente, el manejo pleno de los factores productivos. (Linares & Palma, 2018)


Por todo lo anteriormente expuesto, si se tiene en consideración la inexistencia, a la fecha, de una iniciativa certera y establecida para que el Perú lleve a cabo gabinetes binacionales con Argentina, Paraguay y Uruguay, a pesar de la existencia de relaciones bilaterales positivas en tópicos de naturaleza económica, comercial, política, diplomática, etc., así como que los aspectos caracterizadores de su relación bilateral se asocian con los ejes temáticos frecuentes de un gabinete binacional impulsado por el Perú (medio ambiente, desarrollo económico y comercial, políticas sociales, infraestructura para la integración y desarrollo, etc.), encuentra asidero afirmar que se constituye como un desafío contemporáneo de la política exterior peruana el impulsar la realización de los gabinetes binacionales entre el Perú con Argentina, Paraguay y Uruguay (países no limítrofes de América del Sur).


A manera de conclusión, puede aseverarse que se ha determinado que la celebración de gabinetes binacionales por el Perú con países no limítrofes de América del Sur se instituye significativamente como un desafío de su política exterior contemporánea, producto que impulsar la realización de tales gabinetes binacionales, por un lado, coadyuvará con la evolución de la política exterior peruana hacia un mayor bilateralismo y, de otro lado, permitirá elevar los estándares del país hacia su consolidación como potencia emergente del Sur Global. Particularmente, si se tiene en cuenta el positivo panorama bilateral con Argentina (consenso para fortalecer la integración regional, consolidar el comercio bilateral superavitario, empoderar acciones articuladas para combatir dilemas globales, etc.), Paraguay (intención de fortalecer la integración regional, consolidar las relaciones diplomáticas, delinear una agenda común, fortificar el intercambio comercial y desarrollar infraestructura para la promoción del turismo, etc.) y Uruguay (voluntad de incentivar la integración regional, empoderar el flujo comercial, diseñar una agenda común y articulada, la suscripción de variados mecanismos bilaterales de cooperación, etc.), puede evidenciarse con mayor claridad el contexto anteriormente descrito.


Por último, no sería conveniente finiquitar las presentes líneas sin dejar establecido, en calidad de reflexión final, que si bien la contribución de la investigación a la comunidad académico-científico se orienta desde una perspectiva específica, ello no es impedimento para proseguir con la línea investigativa en la materia. Por ejemplo, un primer caso puede ser el desarrollo de estudios teóricos y empíricos que profundicen en el análisis de los potenciales ejes temáticos, problemas y/o desafíos que podría abarcar un eventual gabinete binacional entre el Perú con Argentina, Paraguay y Uruguay, de manera individual. Otro ejemplo sería examinar la viabilidad de realizar gabinetes binacionales entre el Perú con países no limítrofes de América del Norte, América Central, Europa, etc. Esto es, si se tiene presente la existencia de vínculos significativos del Perú con países del Caribe (coadyuvar con el impulso de la cooperación Sur-Sur) o con los integrantes de la Unión Europea (la concurrencia de hitos como el Acuerdo de Libre Comercio o el Programa Indicativo Multianual (MIP) 2021-2027 que se enfoca en áreas como transición circular, ciudades sostenibles, desarrollo humano, inclusión social, etc.), se advierten los puntos de partida sobre los cuales podrían cimentarse los futuros proyectos de investigación antes aludidos.


Referencias:


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