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Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres.


Imagen tomada de TV PERU Noticias, 2015[1].

El 13 de octubre de cada año se conmemora el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, fecha designada para este propósito por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (en adelante, ONU) desde 1989, mediante la Resolución 44/236. De acuerdo a la referida declaración de la ONU, el principal objetivo de establecer este día se funda en el reconocimiento de la importancia de la protección del medio ambiente, así como de los efectos negativos que tienen los desastres naturales sobre los países y su población, en particular países en desarrollo, y de la responsabilidad de la comunidad internacional por hacer frente de modo conjunto a esta situación (Resolución 44/236, 1989, preámbulo).

Tras una década del acuerdo alcanzado en la Resolución 44/236, en 1999 se crea la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, (en adelante, UNDRR[2]), con sede en Suiza, Ginebra, desde entonces la UNISDR “es el punto focal designado en el sistema de las Naciones Unidas para la coordinación y asegurar sinergias entre las actividades de reducción de desastres de las Naciones Unidas y las organizaciones regionales (UNISDR, 2014).” La creación de esta oficina en 1999 coincidió con la celebración del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales (en adelante, DIRDN). Ya en 1999, los países miembros de la ONU habían adquirido mayor sensibilidad sobre la necesidad de afrontar los desastres naturales de modo conjunto, por lo que se buscó promover una “cultura de prevención” en el ámbito mundial (UNDRR, 2019).

Una importante manifestación de este compromiso se alcanzó mediante el Marco de Acción de Hyogo 2005-2015, un tratado firmado y aprobado por 168 países en el 2005, mientras se realizaba Segunda Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres. Así, como parte de la ejecución de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres, los Estados se trazaron como objetivo:

“aumentar la resiliencia de las naciones y las comunidades ante los desastres al lograr, para el año 2015, una reducción considerable de las pérdidas que ocasionan los desastres, tanto en términos de vidas humanas como en cuanto a los bienes sociales, económicos y ambientales de las comunidades y los países” (UNISDR).

Como se puede apreciar, los Estados son conscientes de que los desastres naturales son inevitables, por ello, la prevención planteada no yace en evitar que los mismos sucedan, sino en estar preparados reducir lo mejor posible los efectos negativos de estos. En esa línea, a partir del 2005, los países, incluyendo al Perú, adquirieron la obligación internacional de establecer políticas estatales que se enfoquen en las siguientes prioridades de acción: “1) Lograr que la reducción de riesgo de desastres sea un prioridad, 2) conocer el riesgo y tomar medidas, 3) desarrollar una mayor comprensión y concientización, 4) reducir el riesgo y 5) estar preparado y listo para actuar” (UNISDR).

A modo de seguimiento, el tratado incorporó la obligación a cada de Estado de reportar, mediante informes, los avances en la implementación del Marco de Acción de Hyogo. Al respecto, en el año 2008, en el informe de Perú se dejaron constancia de las complicaciones y desafío que en aquel año enfrentaba nuestro país, entre otras se comunicó a la UNDRR lo siguiente: “a) limitaciones de ejecución a nivel local por carencia de personal calificado y recursos económicos, b) compromiso parcial por parte de los gobiernos regionales y locales en la identificación de los peligros y análisis de las vulnerabilidades” (INDECI 2008). Las señaladas limitaciones no parecen tan novedosas si las vemos desde la perspectiva del 2020, sin embargo, nuevos compromisos internacionales, implicarían mejoras normativas para la prevención de desastres a nivel nacional.

En el año 2015, los estados miembros de la ONU, volvieron a reunirse, a propósito de los graves daños económicos y de vidas humanas que representó el terremoto de Japón de 2011, en el seno de la Tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas. Tras las experiencias adquiridas con el Marco de Acción Hyogo, se aprobó el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030, mediante RES/69/283. En esta oportunidad la Asamblea reconoció que los países a nivel global lograron avances en la reducción del riesgo de desastres, no obstante entre 2005 y 2015, más de 700,000 personas murieron a causa de desastres, alrededor de 23,000,000 se quedaron sin hogar, y 144,000,000 resultaron desplazadas. Dichos datos demostraron la urgencia de adoptar medidas más específicas para luchar contra los factores de riesgo subyacentes a estas pérdidas humanas, en particular en los países en vías de desarrollo (RES/69/283, 2015, Anexo II, par. 4).

La perspectiva adoptada por la ONU con el nuevo Marco de Sendai es multisectorial, y tiene como objetivo “Prevenir la aparición de nuevos riesgos de desastres y reducir los existentes implementando medidas integradas e inclusivas de índole económica, estructural, jurídica, social, sanitaria, cultural, educativa, ambiental, tecnológica, política e institucional” (RES/69/283, 2015, Anexo II, par. 17).

Al respecto, ¿Cuál ha sido la respuesta de un Estado en vías de desarrollo como el nuestro? Desde el 2014, el Perú ha puesto en marcha el Plan Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres – PLANAGERD - 2014-2021. El Plan se traza una serie de objetivos estratégicos que tal como lo exige la ONU, priorice el factor humano que es, afectado por los desastres naturales, es decir “reducir la vulnerabilidad de la población y el riesgo de vida ante el riesgo de desastre” (PCM, 2018, p. 11).

El referido Plan, busca abordar las principales deficiencias de nuestro sistema de respuesta ante desastres, impulsando a tanto en los niveles de gobierno local y regional, el desarrollo de la gestión de conocimiento en materia de riesgos, la articulación entre los tres niveles de gobierno para mejora la capacidad de respuesta ante desastres, involucrar al sector privado y la sociedad civil, así como fortalecer la programación ejecución de inversiones destinadas a la reducción de riesgos (PCM, 2018, pp.35-40).

Por supuesto que los frutos de estos esfuerzos los podremos apreciar de modo más tangible en el 2021; sin embargo, es posible afirmar que las obligaciones internacionales asumidas en el marco de la ONU han influido en el comportamiento de nuestro Estado al recordarle que debe estar permanentemente reforzando su capacidad de respuesta ante los desastres naturales. Lo anterior resulta apremiante, teniendo en consideración que estos desastres, no han sido ajenos a los peruanos en el siglo XXI, sin mencionar las dificultades de capacidad gestión que desde hace muchos años aquejan a los gobiernos locales, provinciales y regionales.

En suma, el mensaje que subyace el día internacional de prevención del riesgo de desastres no puede ser ignorado, y es que los estados deben estar preparados para proteger la vida de las personas y enfrentar las consecuencias de aquello que no pueden evitar, los desastres naturales. Lamentablemente, la época de pandemia mundial que vivimos no excluye la posibilidad de que nuestro país deba atender emergencias generadas por eventuales terremotos, o el clásico destructor de la costa peruana, el fenómeno del niño, por lo que el trabajo de las autoridades de todos los niveles de gobierno no debe perder de vista esta realidad.

NOTAS

1.- TV PERÚ Noticias. (2015). Desastres naturales en Perú: 70% de municipios no usa fondo especial. Noticias Regionales. Recuperado de: https://www.tvperu.gob.pe/noticias/regionales/desastres-naturales-en-peru-70-de-municipios-no-usa-fondo-especial (última consulta el 11 de octubre de 2020).

2.- Desde el 01 de Mayo de 2019 dejó el acrónimo UNISDR. Recuperado de: https://eird.org/americas/noticias/cambio-de-acronimo-de-unisdr-a-undrr.html#.X4TSAWhKiUk (última consulta el 11 de octubre de 2020).

Referencias bibliográficas

1.- Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI). (2008). Informe Nacional sobre el progreso en la implementación del Marco de Acción de Hyogo Perú. Recuperado de: http://bvpad.indeci.gob.pe/doc/cds/CD_MAH_R/peru.pdf (última consulta el 10 de octubre de 2020).

2.- Organización de las Naciones Unidas (ONU). (1989). Decenio Internacional para la reducción de desastres naturales. Resolución 44/236, de 22 de diciembre de 1989. Recuperado de: https://undocs.org/es/A/RES/44/236 (última consulta el 09 de octubre de 2020).

3.- Organización de las Naciones Unidas (ONU). (2015). Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030. RES/69/283, de 23 de junio de 2015. Recuperado de: https://undocs.org/es/A/RES/69/283 (última consulta el 10 de octubre de 2020).

4.- Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR). (2014). Términos de referencia. Recuperado de: https://www.unisdr.org/files/39417_torsapoyoaccdrrinvpub.pdf (última consulta el 10 de octubre de 2020).

5.- Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR). Marco de Acción de Hyogo 2005-2015: Aumento de la resiliencia de las naciones y las comunidades ante los desastres. Recuperado de https://www.eird.org/mah/marco-de-accion-de-hyogo.pdf (última consulta el 11 de octubre de 2020).

6.- Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR). (2019). Hitos en la historia de la reducción del riesgo de desastres. Recuperado de: https://www.eird.org/americas/we/historia.html (última consulta el 10 de octubre de 2020).

7.- Presidencia del Consejo de Ministros. (2018). Estrategia de implementación del Plan

Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres– PLANAGERD 2014-2021. Recuperado de: http://www.pcm.gob.pe/wp-content/uploads/2018/07/TEXTO-ESTRATEGIA-IMPLEMENTACION-PLANAGERD.pdf (última consulta el 11 de octubre de 2020).

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