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Día Internacional de Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos

La Unión Europea y su contribución contra el desperdicio de alimentos


Fuente: “Assessment of food waste prevention actions” por C. Caldeira , V. De Laurentiis, S. Sala, 2019, JRC Technical Reports, European Commission.



Al día de hoy, el porcentaje de alimentos que es destinado al desperdicio o pérdida representa al menos un tercio de la producción total de la misma (FAO, 2019). En definitiva, esto representa un desafío global, de modo que la Organización de las Naciones Unidas (de ahora en adelante representado por la sigla ONU) no es ajena a la realidad que presenta este problema. Es por esto por lo que, en el 2019, en la 74º Asamblea General, se designó el 29 de septiembre como el Día Internacional de Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos (UN Documents, 2020) para poder generar mayor relevancia sobre esta causa.


Crear las políticas correctas para poder reducir el desperdicio y pérdida de comida contribuye con la agenda 2030 de la ONU y al menos con tres objetivos de desarrollo sostenibles (de ahora en adelante representado por la sigla ODS). La lucha frente a este desafío aborda principalmente el ODS 12: Garantizar modalidades de consumo y producción responsable, y en especial el ODS 12.3: De aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos per cápita en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y distribución, incluidas las pérdidas posteriores a las cosechas (Asamblea General 70°, 2015). Poder contribuir al consumo y producción sostenible tiene relación directa con la reducción de nuestra huella de carbono en el planeta. Además, la reducción del desmedro alimenticio se relaciona claramente con el ODS 1: Poner fin a la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo y ODS 2: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible (Asamblea General 70°, 2015). La contribución a estos objetivos son homólogos debido a que la redistribución de la comida no desperdiciada representaría un avance para la lucha del hambre ya que un mayor acceso a la comida generaría mayor seguridad alimentaria y nutricional para los sectores más vulnerables. Se puede inferir que la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos tendría un impacto económico, ético, medioambiental y social positivo por lo que es necesario una mayor difusión de esta situación. Está claro que la cooperación para afrontar este desafío es liderada por la ONU; sin embargo, es más factible estudiar los avances a nivel regional o nacional, y para la finalidad de este artículo, se revisará la contribución de la Unión Europea (de ahora en adelante representado por la sigla UE).


En el caso de la UE, un estudio elaborado en el 2016 señaló que aporta cerca de 88 millones de toneladas por año al desperdicio de alimentos, esto se traduce a que cada ciudadano de la UE en promedio desperdicia 173 kilogramos (FUSION EU, 2016), lo que junto a el compromiso de la UE a contribuir con las metas de la agenda 2030 y los ODS, ha llevado a que se firmen múltiples acuerdos relacionados a mejorar su desempeño en esta área. Es así, que en el 2016 se establece la Plataforma de la UE sobre el Desperdicio y la pérdida de Alimentos, creada para formular soluciones a nivel regional. Una de las principales barreras ha sido la de cuantificar el desmedro de alimentos, como se mencionó anteriormente este se puede dar durante cualquier etapa del ciclo de vida del alimento, por lo que la UE adoptó una metodología común para poder medir los índices de la pérdida de alimentos, y así comparar de mejor manera la efectividad entre los estados miembros para reducirlos. Además, cabe mencionar que se han elaborado directrices para facilitar tanto la donación como la redistribución de la comida a todas las organizaciones dentro del proceso. Igualmente, se han adoptado campañas para promover una mayor compresión de “la etiqueta de uso recomendado” al público general y también campañas para poder mejorar el comportamiento dentro de los hogares y así lograr que los consumidores adquieran hábitos de compras más responsables.


Antes de proseguir con el desempeño europeo del tema en mención, es necesario comprender la diferencia entre pérdida y desperdicio de comida. El principal contraste recae en qué etapa de la producción se ha originado la mengua de alimentos, ya sea por cantidad o calidad, que deviene como resultado de la toma de decisiones de los sujetos que participan en ella. De esto, la pérdida de alimento se refiere a toda merma de alimentos posterior a la cosecha, durante la cadena de producción y suministro de mayorista, es decir, ya sea como fruto de las acciones de los agricultores por recolección o manipulación incorrecta, o cuando no se cumple con las debidas medidas de almacenamiento y/o transporte (FAO, 2019). Mientras que, el desperdicio de comida se evidencia en las tiendas de comercialización debido a que los alimentos tienen un parámetro de tiempo definido de venta. Y también se evidencia en el comportamiento de los consumidores, que se ve influenciado por el aspecto de los alimentos y factores externos (FAO, 2019).Un evidente ejemplo de esto último lo corrobora la actual coyuntura de la Pandemia COVID-19, durante las primeras semanas de su desarrollo se evidenciaron compras compulsivas causadas por pánico que generaron sobreabastecimiento lo que tuvo como consecuencia grandes cantidades de desperdicio de alimento que pudo ser donado y redistribuido (Walsh & Frigo, 2020).

Fuente “Food redistributed weekly – retail” por A. Frigo y E. Walsh,2020, Transforming Surplus into Opportunity How COVID-19 shone a light on the role of Food Banks for food security.

Entender las diferencias entre pérdida y desperdicio de alimentos es efectivo para poder elaborar mejores marcos de acción y prevención enfocadas a la intensificación de innovaciones, mejores prácticas, mayor transparencia y acceso a la información. Por ejemplo, ya que la pérdida de comida acontece en las primeras etapas de la cadena de producción, la reducción de la pérdida de comida podría estar orientada a fortalecer la posición de los agricultores, así mismo, en la cadena de suministros, adoptar mejores tecnologías de empaquetamiento, óptimas capitaciones de personal para reducir los errores y así en lo posible mantener la cantidad y calidad de alimentos. En cambio, la lucha contra el desperdicio de comida tiene que estar meramente enfocado en el accionar de los minoristas y consumidores. (EU FLW, 2019) Dicho esto, es importante mencionar que el sector que más aporta a los residuos alimentarios en la UE son los hogares, que simbolizan el 53% del desperdicio de comida el cual a su vez representa alrededor de 47 millones de toneladas. Secundado por un 19% del sector de manufacturación de alimentos (FUSION EU, 2016). La gran cuota que representan los hogares es una de las razones por lo que las iniciativas de UE están en gran medida dirigidas a la reducción del desperdicio de comida.


Fuente “Estimate waste food in the EU per sector” por FUSION EU Project,2016, Reducing food waste through social innovation.


Si el excedente de comida no se pudo controlar durante las primeras etapas del ciclo de producción, la solución más efectiva para este superávit es la redistribución, en caso cuente con las condiciones necesarias para el consumo humano. Las organizaciones no gubernamentales (de ahora en adelante representado por su sigla ONG) envueltas en la reasignación de alimentos, exista o no donación, buscan brindar mayor acceso de alimentos a los sectores más vulnerables. En un escenario, donde no se pudo prevenir el desperdicio de alimento, los bancos de comidas y/o ONG contarían con menores recursos y se verían obligados a adquirir los productos directamente de los minoristas, lo cual generaría un impacto social, económico y ambiental negativo debido al mal uso recursos. Es por esto que, una de las iniciativas europeas que más se saluda es la implementación de las Orientaciones de la UE sobre la donación de alimentos en el 2017 (Comisión Europea, 2017). Estas Orientaciones brindan no solo pautas de cómo manejar y guardar el excedente de comida, sino que simplifican la distribución y reasignación de estos alimentos, mediante la eliminación de la barreras burocráticas y tecnicismos de requerimientos que antes diferían por país, lo cual reduce el tiempo de espera entre transacciones lo que resulta en una mayor prevención de desperdicio de alimentos. También, es importante hacer énfasis en la tarea de la Federación Europea de Bancos de Alimentos (por sus siglas en francés FEBA) como agentes importantes en cuanto la reasignación de alimentos. Actualmente está presente en 24 países de la UE y cuentan con alrededor de 430 bancos de comida. Desde la puesta en marcha de las Orientaciones, la FEBA ha tenido un impacto constantemente fructífero. De esta manera, en el 2019, FEBA redistribuyó 768 mil toneladas de alimentos, lo que se traduce en asistencia a 9.5 millones de personas en necesidad (FEBA, 2019).


Las directivas de la UE previamente mencionados han contribuido a aliviar la inseguridad de alimentos y de nutrición, reducir los costos innecesarios de producción y reducir la presión sobre los recursos naturales. Por ende, en cierta medida ha logrado contribuir como actor global a los ODS. Está claro que el camino es largo y que aún quedan varias iniciativas que implementar, como por ejemplo que todos los estados miembros adquieran legislaciones nacionales para la reducción del desperdicio y la pérdida de alimentos, como España e Italia, lo que empujaría el esfuerzo de la UE en la lucha frente a este desafío.


Referencias


Asamblea General 70°, N. U. (2015). Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Naciones Unidas.



EU FLW, P. o. (2019). Recomendations for Action in Food Waste Prevention.


FAO, F. a. (2019). The State of Food and Agriculture.


FEBA. (2019). FEBA Anual Report.


FUSION EU, P. (2016). Reducing food waste through social innovation.


UN Documents. (2020, Janaury). Retrieved from UN Documents Asamblea General 74: https://undocs.org/es/A/RES/74/%20209


Walsh, A., & Frigo, E. (2020). Transforming Surplus into Opportunity.

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