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Digitalización de la diplomacia en tiempos de Covid-19


Imagen extraída de Nehme. (2020). La Diplomacia Pública a la Diplomacia digital. Recuperado de https://ceinaseg.com/de-la-diplomacia-publica-a-la-diplomacia-digital/


Uno de los fenómenos claves que ha demarcado el margen del ámbito evolutivo de las relaciones internacionales ha sido la proliferación de la digitalización diplomática. La implementación –por las cancillerías- y subsecuente utilización de las tecnologías de la información y comunicación (TIC’s, en adelante) por los diversos Estados posibilitó la apertura de un marco de estrategias (diseño y empleo masivo de redes sociales), oportunidades (establecimiento de embajadas virtuales) y desafíos (la gestión de las crisis que aquejan a la colectividad internacional a través de herramientas digitales), que la diplomacia ha debido afrontar. Al margen de ello, si tenemos presente los efectos acaecidos por el Covid-19, la cuestión de fondo es determinar de qué modo se ha desarrollado la interacción entre la digitalización diplomática y la pandemia. Las presentes líneas se orientan, precisamente, a brindar mayores alcances respecto de ello.


Preliminarmente, se debe tener presente que el fenómeno de informatización o digitalización de la diplomacia respondió a la apertura de novedosas perspectivas para la materia, ya sea de carácter económica, social, política, etc. En buena cuenta, el desarrollo de las misiones diplomáticas adquiría mayor complejidad, lo cual impuso la utilización de diversos instrumentos para afrontar tales fines en la medida que los mismos cumplan con estándares de utilidad y legitimidad (entre ellos, el manejo de herramientas tecnológicas). (Rodríguez, 2015, pp.923-924)


La dación de este contexto adentró al campo de las relaciones internacionales en un marco que trascendió la mera formalidad presencial en las interacciones que llevaban a cabo cancilleres, diplomáticos, etc. La presencia del universo 2.0, o de las redes sociales aplicables al mundo diplomático, facilitó –a los ministerios de relaciones exteriores de cada Estado- un conjunto de herramientas que permitieron el ejercicio de una diplomacia pública basadas en un carácter socializador, globalizador, bidireccional y realimentador. (Rodríguez, 2015, p.924)


Como correlato de ello, fue viable delinear con mayor claridad el concepto de digitalización de la diplomacia pública.


La diplomacia digital, ediplomacia o ciberdiplomacia, puede concebirse como el empleo de las TIC’s –y herramientas conexas- que coadyuven al cumplimiento de los objetivos demarcados por la práctica diplomática. El rango de alcance de esta acepción incluye embajadas, cancillerías u otros aspectos incluidos y/o conexos a esta disciplina. (Ázocar, et.al, 2018, p.7)


En términos sencillos, podemos entenderla como la incidencia que disponen los mecanismos de soporte digital en la práctica diplomática del día a día. Esta acepción consta de cuatro dimensiones: i) funcional, la cual se orienta al análisis del manejo de herramientas digitales en actividades de la diplomacia, ii) normativa, la cual evalúa las implicancias de los valores y normas de la comunidad digital en el ejercicio diplomático y las labores de sus integrantes, iii) analítica, la cual estudia la interacción entre la evaluación de la práctica diplomática respecto al empleo de mecanismos informáticos e iv) institucional, la cual desarrolla el margen de influencia de las herramientas digitales en los procedimientos llevados a cabo por los entes responsables de la actividad diplomática. (Ázocar, et.al, 2018, pp.8-9)


A partir de lo precedente, la premisa clave a resaltar es el hecho de que el surgimiento y constante evolución del empleo de las TIC’s alcanzó a diversas vertientes de la vida ordinaria de cada Estado (entre ellas, la diplomática).


Precisamente, si tenemos presente que la labor del diplomático se cimienta en la comunicación y el diálogo a efectos de negociar la celebración de tratados, intercambiar posiciones con altos funcionarios del resto de Estados, así como la consolidación de la acción exterior de su propia nación, puede aseverarse que la aparición y auge de los mecanismos de soporte informático –y su utilización por el funcionario diplomático- constituyeron un aspecto positivo para la progresiva mejora de la diplomacia pública.


Ahora bien, insertándonos en el ámbito del Covid-19, consideramos que el principal efecto de la pandemia en el proceso de digitalización del quehacer diplomático ha sido el aceleramiento de este proceso de transformación y manejo de las herramientas informáticas por este marco profesional. Nos explicamos.


Durante la etapa pre-pandemia, era frecuente observar que los diplomáticos utilizaban las TIC’s para el desarrollo de sus labores, aunque no de forma constante y sostenida. Ello, porque no era usual avizorar un empleo de páginas web o redes sociales, así como las reuniones, cumbres y/o ceremonias protocolares, eran llevadas a cabo de forma presencial (y, como correlato, exiguamente a través de instrumentos de soporte informático). No obstante, el Covid-19 modificó esta situación.


Por consignar un ejemplo, tenemos que el agente diplomático se ha encontrado en la obligación de realizar videoconferencias para: i) celebrar las reuniones ordinarias de la labor, ii) dialogar con ciudadanos en otros países, iii) administrar y mejorar la imagen estatal y iv) combatir las teorías de desinformación y conspiración que confunden a los ciudadanos y erosionan la confianza en el gobierno. (Riordan, 2020)


Asimismo, los ministerios de relaciones exteriores de cada país se han visto obligados a manejar herramientas informáticas en aras de: i) ofrecer asistencia consular a ciudadanos varados en el extranjero, ii) facilitar la adquisición de máquinas de ventilación y de protección médica y iii) propugnar la cooperación internacional a fin de que los científicos encuentren -de forma conjunta- un remedio contra el Covid-19. (Nehme, 2020)


A modo de cierre, es de señalar que los inicios del proceso de digitalización diplomática pueden ser calificados de forma positiva. La aparición de nuevas perspectivas en torno a la práctica diplomática y los retos que planteaban las mismas urgían la utilización de novedosos mecanismos que, en el mismo margen que la tradicional actividad diplomática, coadyuven al logro de los fines propuestos por este ámbito profesional, en aras de contribuir a una gestión adecuada en el marco de las relaciones internacionales. A pesar que el Covid-19 propició diversidad de menoscabos en la realidad interna de cada Estado, puede afirmarse que este fenómeno –involuntariamente- colaboró con los avances del proceso de digitalización diplomática. Esto es, impulsar un mayor empleo de las TIC’s por parte de los actores concurrentes en la disciplina a fin de no afectar el desarrollo ordinario de sus compromisos profesionales e institucionales para con su Estado respectivo y, en general, con la colectividad supranacional.


Referencias:


· Azócar, D. & Cardoso, A. & Manor, I. (2018). La digitalización de la diplomacia pública: hacia un nuevo marco conceptual. Revista Mexicana de Política Exterior, 113, pp.7-13.


· Nehme, V. (2020). De la Diplomacia Pública a la Diplomacia digital. CEINASEG. Recuperado de https://ceinaseg.com/de-la-diplomacia-publica-a-la-diplomacia-digital/


· Riordan, S. (2020). COVID19 y la digitalización de la diplomacia. Esglobal. Recuperado de https://www.esglobal.org/covid-19-y-la-digitalizacion-de-la-diplomacia/


· Rodríguez, A. (2015). Diplomacia digital, ¿adaptación al mundo digital o nuevo modelo de diplomacia?. Opción, 2, pp.915-937.

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