La integración latinoamericana frente al COVID-19
Los países de América Latina han tomado medidas sin precedentes para enfrentar los efectos devastadores del COVID-19. La capacidad de contagio se ha intensificado en las últimas semanas en las regiones de Brasil (que registra más de 25.500 muertos y 410.000 casos), México (con 8.597 muertos y más de 78.023 casos) y Perú (que registra 4.230 personas fallecidas y 148.285 casos). Los gobiernos latinoamericanos han realizado grandes esfuerzos a pesar de una serie de limitaciones que han heredado de gobiernos pasados en infraestructura sanitaria y en políticas sociales; otra de las crisis que enfrenta América Latina y que se ha hecho más evidente en estos días es la crisis de los Acuerdos de Integración Latinoamericana.
Los países latinoamericanos han visto a los Acuerdos de Integración como una herramienta para enfrentar nuevos retos y desafíos internacionales a través de la cooperación y la solidaridad, además de que ellos constituyen un medio para alcanzar el desarrollo económico y social. La integración es una opción para la reducción de la pobreza y la mayoría de los acuerdos comerciales tienen como objetivo la reducción de la pobreza y la desigualdad desde hace muchos años.
Sin embargo, esta integración latinoamericana está muy fragmentada, ya que han surgido un gran número de instituciones, cada una de ellas con sus objetivos y perspectivas propias dando lugar a otros subprocesos, regionales y subregionales, que incluso se contradicen entre sí, y los elementos comunes como son: geográficos, sociales, históricos y culturales han pasado a un segundo plano. [1]
Siguiendo el párrafo anterior, es necesario mencionar el caso del Tratado de Montevideo de 1960, predecesor de los acuerdos de integración en América Latina y que dio lugar a La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). Dicha entidad, buscó la integración de todos los países latinoamericanos con deseos de constituir un mercado común latinoamericano en un periodo de 15 años. No se logró este objetivo ya que para fines de la década de 1960 se produjo una fractura entre los países llamados comercialistas (Argentina, Brasil y México) y los llamados desarrollistas (Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú), con la creación del Pacto Andino en 1969.
La creación del Pacto Andino, dentro del ALALC, marcó diferencias irreparables entre los diversos países de la región, reflejando el grado de asimetrías que existía y la falta de estrategias concretas a largo plazo en cuanto a acercamiento e integración entre los países latinoamericanos además de las ideologías políticas que fueron distanciándolos en el tiempo. [2]
Con el fracaso de la ALALC, surgió la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) en 1980, con el objetivo de promover la expansión de la integración regional y con la finalidad de asegurar el desarrollo económico y social de la región. Dentro de esta organización podemos hablar de diferencias entre sus integrantes en base al desarrollo económico, las cuales permiten clasificar a sus miembros en tres grupos: Países de menor desarrollo económico relativo (Bolivia, Ecuador y Paraguay), países de desarrollo intermedio (Colombia, Chile, Perú, Uruguay y Venezuela) y países con un alto desarrollo económico (Argentina, Brasil y México).
Posteriormente a estos procesos de integración mencionados en los párrafos anteriores, fueron apareciendo otros subprocesos como, por ejemplo: La Comunidad Andina de Naciones (CAN) en 1969, el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) en 1994, La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en 2008, la Alianza del Pacífico (AP) en 2011 y el Foro para el Progreso de América del Sur (PROSUR) en 2019.
Frente a la coyuntura actual del COVID-19, la integración latinoamericana no ha demostrado la suficiente capacidad de acción y cooperación para hacer frente a la crisis sanitaria. Sin embargo, debemos mencionar las manifestaciones de acción realizadas por algunas instituciones de integración latinoamericana, tal como es la labor de la Comunidad Andina de Naciones dentro del Convenio Hipólito Unanue, a través de la cual se intercambia información sobre las experiencias epidemiológicas por medio de reuniones virtuales entre todos los países miembros y otras organizaciones. Por otro lado, la Alianza del Pacífico ha redireccionado una parte de su presupuesto a actividades para frenar a este virus, acordadas en una de las Rondas de Reuniones de Lima. [3]
Por su parte el MERCOSUR, aprobó recientemente un fondo especial de US$ 16 millones destinados principalmente a mejorar la capacidad del testeo de sus países miembros y el Sistema Integrado Centroamericano (SICA) movilizó más de US$ 1.900 millones para implementar un plan de contingencia con el fin de atender las consecuencias sanitarias y económicas de la pandemia y la Comunidad del Caribe (CARICOM) ha reforzado la respuesta médica a través de equipos regionales de expertos y la cooperación para garantizar la seguridad alimentaria. [4]
A pesar de las acciones realizadas por estos acuerdos de Integración mencionadas en los párrafos anteriores, dichos esfuerzos no son suficientes para frenar la crisis del COVID-19 y el impacto económico y social en el presente y en el futuro dentro de la región.
Ahora, los desafíos que enfrenta la integración latinoamericana frente al COVID-19, según los datos proporcionado por la División de Desarrollo Económico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Oficina para el Cono Sur de América Latina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el informe de abril 2020, son: [5]
Aumento de la pobreza, en 4.4% y aumento de la extrema pobreza en 2.6% puntos porcentuales con respecto al 2019.
La contracción económica en 5,3% del PIB regional, lo que podría provocar un aumento de la tasa de desocupación de al menos 3,4 puntos porcentuales, hasta alcanzar una tasa del 11,5%.
Aumento de la desigualdad en todos los países de la región, con incrementos del índice de Gini de entre el 0,5% y el 6,0% y el aumento en los límites al acceso del servicio de salud.
Disminución de la calidad del empleo y el aumento de la informalidad, además de la reducción de la jornada laboral y del salario.
Para hacer frente a estos desafíos, es necesario fortalecer los mecanismos regionales a través de una diplomacia multilateral. La acción colectiva no es una opción sino una necesidad, y en ese sentido, los líderes que encabecen esta integración regional inteligente y pragmática deberán ser quienes coadyuven y concilien las visiones individuales de cada país con las del conjunto para establecer estrategias y objetivos comunes a largo plazo y alcanzar la anhelada armonía entre lo estatal y lo regional.
A manera de conclusión, una crisis también puede ser una oportunidad, y la crisis del COVID-19 es una de ellas tanto por su gravedad y por las consecuencias económicas y sociales que nos traerá como región en el tiempo. La solución a la crisis del multilateralismo requiere de la integración regional, la cooperación y la solidaridad con que trabajen los Estados latinoamericanos. La necesidad de establecer objetivos comunes y de trabajar en ellos es clave para lograr una mejor respuesta frente a este tipo de pandemias y también frente a otro tipo de crisis de carácter económico, político y social que atraviese la región.
Referencias
[1] NUEVA SOCIEDAD (2009) “La Crisis De La Integración Se Juega En Casa”. Véase en: https://nuso.org/articulo/la-crisis-de-la-integracion-se-juega-en-casa/ (Última consulta 28 de mayo de 2020).
[2] GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORANEOS (2011) “A Sesenta Años De La ALALC: Problemática, Inicios Y Fracaso De La Primera Integración Latinoamericana”. Véase en: https://geic.files.wordpress.com/2011/03/ai-004-20111.pdf (Última consulta 27 de mayo de 2020).
[3] FUNDACION DE LA ACADEMIA DIPLOMÁTICA DEL PERÚ (2020) “Escenario Internacional y Regional en Tiempos de Coronavirus”. Véase en: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=1717935745012947&id=100003896146131 (Última consulta 28 de mayo de 2020).
[4] MAS ALLA DE LAS FRONTERAS (2020) “La Integración De América Latina, Una Necesidad Frente al Coronavirus” Véase en: https://blogs.iadb.org/integracion-comercio/es/integracion-america-latina-coronavir (Última consulta 28 de mayo de 2020).
[5] CEPAL / OIT (2020) “El Trabajo en tiempos de Pandemia: Desafíos frente a la enfermedad del Coronavirus (Covid-19)” Véase en: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45557/4/S2000307_es.pdf (Última consulta 28 de mayo de 2020).
Fuente de la imagen de portada: Centro de Estudios Estratégicos del Ejército del Perú.