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REFLEXIONES Y APROXIMACIONES EN TORNO AL DERECHO DE LA VERDAD Y LA DIGNIDAD DE LAS VÍCTIMAS DE VIOLA




Este 24 de marzo se celebra el Día Internacional del Derecho a la Verdad con relación a las violaciones graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Victimas. Esta fecha fue declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 21 de diciembre del año 2010, mediante la Resolución 65/196. Fue elegida, principalmente, para reconocer y conmemorar la labor incansable del Monseñor Oscar Arnulfo Romero en la lucha por el respeto de los Derechos Humanos en El Salvador, en el contexto del conflicto armado en el país centroamericano, labor que le terminaría costando la vida el 24 de marzo de 1980.


Particularmente, nuestra región se ha visto golpeada por conflictos armados, las últimas cuatro décadas, la mayoría tienen como causas la grave situación de injusticia y desigualdad económica y social que existe. La democracia latinoamericana se ha visto quebrada por la cesión del poder a cúpulas militares portadoras de una vocación mesiánica que, pronto instauraron dictaduras militares en lugar de los gobiernos constitucionales y democráticos que estaban instaurados.[1][U1]


Dictaduras como las de Pinochet en Chile, Vilela en Argentina, son algunos ejemplos del panorama que se vivía en esa época en Latinoamérica y de los excesos que se cometían con la población. Desapariciones forzadas, torturas, tratos inhumanos entre otros crímenes eran pan de cada día, a pesar de que contábamos con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y que teníamos diversos instrumentos internacionales que protegían los derechos humanos, los regímenes desconocían estos instrumentos jurídicos internacionales. Sin embargo, con una lucha continua de la resistencia interna, el aislamiento internacional por las violaciones a Derechos Humanos, el desgaste institucional por la corrupción generalizada, se derrocaron estos gobiernos y, a mediados de los 80, América Latina comenzó una etapa de transición hacia regímenes democráticos.


Es en este momento donde viene la avalancha de preguntas; ¿qué hacemos con los responsables de las graves violaciones a los derechos humanos?, ¿cómo reparamos a las víctimas de estos regímenes?, ¿cómo restauramos la sociedad que ha sido ultrajada y logramos una reconciliación nacional? Aquí emana la justicia transicional y el debate sobre si el derecho a la verdad es un derecho humano, es decir, un derecho exigible en sí mismo.


Según el artículo 24, párrafo 2, de la Convención Internacional para la Protección de todas las personas contra las Desaparaciones Forzadas, cada víctima tiene derecho de conocer la verdad sobre las circunstancias de la desaparición forzada, la evolución y resultados de la investigación, y la suerte de la persona desaparecida.[2] El debate se centra en si este derecho deriva de otros derechos establecidos en el Derecho Internacional, como el derecho a la reparación, el derecho al debido proceso o si es un derecho autónomo e independiente de otros derechos.


Al respecto, consideramos que, en casos de graves violaciones de derechos humanos, el derecho a la verdad es un derecho humano, [U2] que existe por sí mismo con el objetivo de salvaguardar la dignidad de las víctimas que han perecido en conflictos luchando por su país y su familia y sobre todo por respeto a la memoria de ellas. El pleno conocimiento de las circunstancias en las que pereció la víctima es crucial para poder realizar un proceso de recuperación de las familias y es preciso para poder prevenir acciones similares en el futuro.[U3] El hecho de saber la verdad es crucial para la reparación emocional y moral de las víctimas y los familiares de estas. En un sentido subjetivo, la verdad significa la liberación de la carga que representa la forma de como murieron estas personas.


A razón de ello, la justicia transicional promueve la instalación de comisiones de la verdad que, son organismos de investigación que buscan conocer las causas de los actos que violentaron los derechos humanos de los ciudadanos, esclarecer y establecer las responsabilidades jurídicas correspondientes. De esta manera, promueve el esclarecimiento de la verdad que es lo que más reclaman las víctimas y sus familias, aparte de procesos penales justos y reparaciones proporcionales al daño.


Nuestro país no es ajeno al tema que desarrollamos. El Perú vivió, en la década de los años 80, una cruenta guerra con el grupo terrorista Sendero Luminoso. El conflicto armado interno dejó aproximadamente 70,000 víctimas. Lamentablemente, es imposible tener una cifra exacta hasta el día de hoy. Fueron épocas difíciles para el país, el gobierno estaba en una cacería sin cuartel y en ese ínterin se trasgredieron y violaron los derechos humanos de miles de personas. Esto sucedió entre los años 1984 y 1993, periodo en el cual las desapariciones, torturas y matanzas eran pan de cada día. La transición a la democracia no fue fácil, fue gradual, por lo mismo que, debía de haber una reconciliación nacional y reparar los daños ocasionados a las víctimas y las familias. Casos emblemáticos como el de La Cantuta y Barrios Altos, llegaron hasta la Corte IDH.


Mencionando un ejemplo, en el caso Terrones Silva y otros vs. Perú, [U4] la Corte IDH declaró la responsabilidad del Estado peruano por cinco desapariciones forzadas. Asimismo, entre otras medidas de reparación, dispuso que el Gobierno peruano realice un acto público de reconocimiento de responsabilidad internacional por la desaparición de las cinco víctimas, así como también un pago de reparación fijado en la sentencia de la Corte IDH.[4]


Concluyendo y reflexionando, como país debemos tener un conocimiento basto acerca de estos derechos y sus implicancias si son trasgredidos, no solo para no repetirlos en la historia que venimos construyendo, sino para resguardarlos y respetarlos de manera global. El reconocimiento del derecho a la verdad y la lucha contra el no olvido de las víctimas son ámbitos que aún se tienen que trabajar como sociedad. Todavía existen fracturas sociales que no podemos superar y, solo con el trabajo continuo en el respeto, promoción y validación de los Derechos Humanos podremos lograr la unificación de nuestra sociedad.

Fuentes

[1] Cuya, Esteban. Las Comisiones de la Verdad en América Latina. Disponible en:

http://www.derechos.org/koaga/iii/1/cuya.html


[2] Resolución de la Asamblea General de la ONU 65/196. Proclamación del 24 de Marzo como Día Internacional para el Derecho a la Verdad en relación con las Violaciones Graves a los Derechos Humanos y para la Dignidad de las Victimas.

https://www.un.org/es/observances/right-to-truth-day


[3] Chanamé Orbe, Raúl. Constitución Política del Perú Didáctica explicada en diagramas. Pag. 27 al 48.


[4] Diario La República. Redacción Anais Coaquira del 30 de Octubre del 2018.

https://larepublica.pe/politica/1347928-corte-interamericana-derechos-humanos-condena-peruano-cinco-desapariciones-forzadas/




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