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EL INCASABLE RESCATE DE LA OPOSICIÓN EN TOGO


Togo, ex fiduciaria francesa, consigue su independencia en 1960. Al año siguiente, con más del 90% de los votos, Sylvanus Olympio asumió la presidencia en medio de la división de la etnia Ewe –una parte se adhirió al territorio de Ghana– y con una política de mantener un número reducido de miembros de las fuerzas armadas togolesas. Tras un golpe de Estado ejecutado por Emmanuel Bodjollé, Étienne Eyadéma y Kléber Dadjo, Olympio es asesinado –en Lomé– por el segundo a inicios de 1963. Le sucede el opositor Nicolas Grunitzky y en 1964 también es derrocado por Eyadéma quien gobernó desde ese año Togo hasta su muerte en 2005.


En este país existía un único partido –el “Rassemblement du Peuple Togolais” de 1969–, frente al desmedrito y la violación reiterada de los derechos humanos durante la dictadura de Eyadéma, muchos opositores prefirieron el autoexilio. Con la aprobación de la Constitución de 1992 de forma aparente se retoma el mutipartidismo y se establece un límite de dos mandatos de cinco años para un presidente. En 1993 se realizaron las primeras elecciones presidenciales multipartidistas, Eyadéma salió ganador en esta y en la de 1998 a pesar que la oposición denunció fraude e informó de masacres presuntamente ordenadas por Eyadéma. Aprovechando la poca presencia de la oposición en la Asamblea Nacional y viendo que se acercaba el final de su gobierno, en 2002 Eyadéma enmendó unilateralmente la Constitución convirtiendo los períodos presidenciales en ilimitados, estableciendo como edad mínima del candidato presidencial la de 35 años y no de 45 como se consignó en 1992, y sólo pueden ser candidatos quienes hayan permanecido en Togo por un lapso no inferior a doce meses antes de las elecciones presidenciales


De esta forma, en 2003 ganó nuevamente las elecciones presidenciales y aseguró que su hijo reuniera los requisitos básicos para ser candidato en una futura contienda electoral. A fin de continuar el legado militar y como solución al deceso de Gnassingbé Eyadéma, las fuerzas armadas togolesas proclamaron –en lugar del presidente de la Asamblea Nacional de Togo, Fambaré Ouattara Natchaba– como sucesor y presidente interino a Faure Gnassingbé, hijo de Eyadéma con 38 años de edad, miembro de la Asamblea Nacional y Ministro de Equipo, Minas, Correos y Telecomunicaciones, convirtiéndose primero en Presidente de la Asamblea Nacional. En el desempeño del cargo logró modificar el plazo de la convocatoria de nuevas elecciones a fin de culminar el período de su padre el de 2003-2008.


Por presión regional e internacional –como la de la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental, la Unión Africana y la Unión Europea–, se realizó las respectivas elecciones presidenciales pero con ausencia del entonces principal opositor Gilchrist Olympio –hijo de Sylvanus Olympio– del partido “Union des Forces de Changement” porque se encontraba fuera de Togo desde 1992. Faure Gnassingbé ganó estos comicios, fue otro proceso electoral más calificado como fraudulento y esta vez las protestas fueron más generalizadas y mortales: la represión militar ocasionó cerca de 800 fallecidos, más de 4.300 heridos, y más de 20.0000 togoleses huyeron de su país. Varios miembros de la oposición fueron arrestados y torturados.


Faure Gnassingbé también fue declarado ganador en las elecciones de 2010 y 2015, aún no está claro si postulará nuevamente para otra reelección. Con su estrategia de descalificar a los potenciales candidatos de la oposición e incorporarlos en un gobierno de unidad nacional mediante cargos públicos, logra que Gilchrist Olympio pase al lado del oficialismo en 2010. Bajo un nuevo nombre partidario, “Union pour la Republique” de 2012, Faure Gnassingbé controla 62 de los 91 miembros de la Asamblea Nacional de Togo, y es apoyado por otros 25 miembros ya sea en nombre de la unidad nacional o para evitar intimidaciones, los 3 restantes pertenecen a la “Union des Forces de Changement”. No es seguro si estos últimos obedecen las decisiones de Gilchrist Olympio o las de la facción crítica de Jean-Pierre Fabre.


La zona occidental africana atraviesa una coyuntura positiva, países como Benin, Burkina Faso, Ghana, Nigeria y Senegal han cambiado los regímenes militares y autoritarios por gobiernos democráticos. Los 14 partidos de oposición togolesa –como la parte Fabre de “Alliance Nationale pour le Changement” y el “Parti National Panafricain”– se encuentran muy unidas y exigen: una reforma constitucional, límites a los términos presidenciales, derechos de voto para los togoleses que viven fuera del país, un nuevo sistema de votación, y la reforma del Tribunal Constitucional y de la Comisión Electoral. Conjuntamente con la sociedad civil togolesa, desde el 19 de agosto vienen protestando para poner fin a la dinastía Gnassingbé de 50 años. Las movilizaciones programadas se han realizado dentro y fuera de Togo, parte de las protestas involucran huelgas masivas que lleva a la paralización de las principales actividades en todo el país.


A diferencia de las anteriores, esta vez la mayoría de sus manifestantes ha impedido que la policía y las fuerzas armadas ejecuten más torturas y asesinatos. No obstante, se han producido numerosos arrestos, continuamente el gobierno de Faure Gnassingbé bloquea el acceso a internet para arruinar la coordinación de la oposición y evitar la difusión de la violencia de los militares. Asimismo ha prohibido cualquier tipo de protestas en días laborables y lamentablemente existen cerca de 16 decesos. Quizás a causa de las críticas internacionales, el gobierno togolés “planeó celebrar un referéndum para emprender una reforma constitucional que incluía límites de términos presidenciales, pero no era retroactiva, Faure Gnassingbé podía ser candidato en las elecciones presidenciales de 2020 y 2025”. Esta idea fue descartada por la oposición.


Aunque Faure Gnassingbé ha reconocido que Togo atraviesa por una crisis política, también ha dicho que las redes sociales son utilizadas para describirlo como un “dictador sediento de sangre”. Su gobierno informa que no sé realizan protestas pacíficas sino intentos de terrorismo debido a los saqueos y la destrucción de inmuebles públicos y privados, producto de las marchas. Lo cierto es que más de 500 togoleses han solicitado asilo en Ghana, así lo informó Babar Baloch portavoz del ACNUR, él detalló que ellos cruzaron a pie la frontera norte de Ghana –hacia Chereponi, Zabzugu y Bunkpurugu-Yunyuo– en busca de seguridad y que la mayoría se quedaron con familias locales o en centros comunitarios de la zona.


François Patuel, investigador de Amnistía Internacional para África Occidental opina que “la situación de los derechos humanos en Togo se está deteriorando a un ritmo alarmante. El enfoque represivo y draconiano de las autoridades y la impunidad de las fuerzas de seguridad pueden alimentar las tensiones políticas y acelerar la radicalización de algunos manifestantes... En este momento crítico en la historia de Togo, todos deben actuar responsablemente para terminar con el ciclo de violencia. Si bien los manifestantes deben poder reclamar sus derechos de manera pacífica, las autoridades tienen el deber de respetar y proteger los derechos humanos, incluido el derecho a la vida, la libertad de expresión, la libertad de reunión pacífica y la justicia”.




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